La comunicación emergida en el uso de las tecnologías
No hay momento del día en el que nos podamos librar de recibir un sin fin de notificaciones al móvil, (un tono con el que hemos llegado a familiarizarnos a tal punto de personalizar a nuestros contactos). ¿Somos capaces de no ojear el Whatsapp en ese instante? Suena cuando nos desperezamos, en la ducha, tomando el café, en el trabajo, durante la comida, en medio de una conversación, en el peor momento o el más inoportuno. En cualquier situación que se pueda imaginar podemos decir que las nuevas tecnologías están cambiando nuestros hábitos y rutinas, ya que se han instalado entre el repertorio y la forma de comunicarnos con otros.
Quizás, quienes hayan nacido antes de la llegada del teléfono móvil (la generación del baby boom, la generación X) podrían contestar afirmativamente a la pregunta que nos hacíamos hace un momento, y es probable que algún que otro mileniam, pero un miembro de la generación Z, (además multi pantalla) emitirá una respuesta instantánea a la demanda del emisor con la naturalidad que conlleva el estilo comunicativo de esta nueva generación. Y qué decir de la generación Alfa (2010- ) parafraseando un conocido refrán: Han nacido con un Smartphone bajo el brazo.
Como veníamos diciendo, hemos ido observando cómo la manera de jugar ha cambiado, como las plazas y los parques se han sustituido por los escritorios de las habitaciones, y aquello de quedar la pandilla se ha transformado en estar conectados en red. Ante cambios tan evidentes ¿En qué medida nos ha afectado social o personalmente esta nueva forma de intercomunicación? Tanto ha cambiado la forma de expresarnos de una generación a otra que se hace necesario conocer qué circunstancias han influido en este distanciamiento, no solo entre miembros de una misma familia, sino entre los mismos grupos de iguales.
Las teorías que tratan sobre como los seres humanos llevamos a cabo el proceso de comunicación, coinciden que este consiste en transmitir un mensaje a través de un canal (el aire, medios impresos, audiovisuales, etc.) entre un emisor y un receptor. Pero nada es ya lo que parece, sin olvidar que no somos agentes pasivos. Desde el nacimiento de la imprenta en 1440 cuando la transmisión de la información llegó a mecanizarse y hasta el día de hoy, hemos pasado de ser meros receptores de información, ser autores de la misma en tiempo real a través del uso de las redes sociales.
Es imposible no comunicar[1] (así lo asevera la Teoría de la Comunicación de P. Watzlawick). El asunto en cuestión, radica en si somos capaces de comunicarnos y hacernos entender la generación del teléfono por cable con la generación de la sociedad en red. Si nos paramos a pensar, no siempre la comunicación es fluida, se da en poca medida o surgen malos entendidos. Cuando esto es así, entonces, deberíamos prestar atención a nuestro estilo comunicativo, buscando nuevas técnicas que nos ayuden a analizar las situaciones que pueden generar confusión. De modo que podamos gestionar y resolver ciertos conflictos, permitiendo aclarar esas diferencias, y aplicando en cada momento las herramientas más eficientes.
La brecha generacional se ha dilatado de tal modo que parece que nos comunicamos cada uno de un lado de sima. Por ello, no debemos olvidar que entre las habilidades de un buen comunicador, deben estar la de saber escuchar. Por ello, como si del aprendizaje de un nuevo idioma se tratase, en las siguientes líneas vamos a ir adentrándonos en qué consisten los estilos de comunicación nacidos del uso de la tecnología.
Susana Guindo[2] responsable de Comunicación digital de la Asociación Española de Protocolo, afirma que las nuevas tecnologías han aportado cosas fantásticas a nivel personal y profesional dentro de la sociedad pero los jóvenes están ensimismados dentro del mundo tecnológico llevándose por delante las buenas maneras.
Para ir adentrándonos en materia, vamos a empezar analizando los resultados de un estudio de 2008 a cerca de como diferentes modalidades de comunicación (mediante ordenador o videoconferencia) trataban de explicar los procesos de influencia social (normativo o informativo) y como estos, podían moldear las relaciones grupales. Es decir, cómo las tecnologías (Tics) podían afectar el trabajo en grupo. Después aclararemos los resultados y daremos una aplicación práctica. Ya que el modo en que percibimos a otros y su forma de comunicar, nos ayuda a relacionarnos de forma fluida y no conflictiva, aprendiendo a través de la experiencia a no prejuzgar los estilos comunicativos.
Para el estudio se tuvo en cuenta que los procesos de influencia [3] son normativos (valores y normas) e informativos (se infieren de la tarea a realizar) y se realizaron dos grupos. El formato de comunicación de los grupos de trabajo se realizó, bien mediado por ordenador (CMO) o mediado a través de videoconferencia (VC). El estudio mostró que en el grupo CMO la característica habitual era el anonimato visual y el aislamiento físico. La videoconferencia (VC) permitía la identificación visual pero mantenía el aislamiento físico. La hipótesis era que el grupo CMO tendría un estilo normativo y el grupo VC un estilo informativo. Ambas hipótesis se confirmaron.
Las teorías clásicas[4] sobre influencia social se basaban en la atracción interpersonal, donde la relación cara a cara favorecía la influencia social, y por consiguiente, se suponía que la comunicación mediante ordenador disminuiría la influencia hacia el grupo. Esto no fue así. Sin embargo, para Turner[5] para favorecer la influencia social, sería suficiente con autodefinirse como miembro de un grupo. Este proceso se conoce como autocategorización.
Todos los usuarios CMO compartían como característica el anonimato. A expensas de otras características que estimulaban conductas grupales, convirtieron el anonimato en sí mismo en una conducta normativa[6]. Aunque Reid [7] advirtió que esto no es siempre tan fácil de conseguir, ya que previamente a la construcción de esta categorización ha de darse un proceso de construcción de normas, que a su vez implican concesiones, compromisos y consenso. Pero parece ser que esta norma se llegaba a dar con la práctica y experiencia en el uso de la tecnología. Es decir, estábamos ante un estilo comunicativo en toda regla. Los usuarios CMO llegaron a alcanzar el consenso, incluso a través del uso del ordenador. Esto les asemejaba al grupo cuyo estilo informativo utilizó la videoconferencia y que una vez alcanzado ese consenso este se llegaba a aceptar como norma.
A sí pues, podemos confirmar lo que decíamos al principio, no es posible no comunicar. Extrapolando los resultados del estudio vemos como la autocategorización, les hace sentir parte de una comunidad en red, donde la comunicación es normativa, basada en reglas que se han ido fraguando con el uso y la práctica de las tecnologías. Se ha generado un nuevo modo de comunicar y nos toca a nosotros acercarnos a este medio que llegó para quedarse. Haciendo un resumen de todo esto podemos entender que:
– La comunicación en red genera una comunidad de usuarios que se comunican por medio de tecnologías, salvando el tiempo y la distancia física
– Que esta comunidad se basa en reglas y valores que autodefinen a sus usuarios
– Que es un tipo de comunicación
A hora bien, según los datos de este estudio el modelo SIDE [8] afirmaba que el anonimato visual disminuye la comunicación de claves interpersonales del grupo. Ello produce cambios en las percepciones del yo y de los otros. NO hemos de olvidar que pese a ser un estilo normativo de comunicación donde se da el acuerdo y se favorece el intercambio, los usuario son miembros de un grupo virtual donde el anonimato y el aislamiento pueden modular los estados de ánimo y dar lugar a conductas no adaptativas. Nos encontramos inmersos en un mundo hiperconectado y para comunicarnos no son suficientes las redes sociales. La calidez del contacto personal nos permitirá desarrollar nuestras competencias como seres sociales, por ello como aplicación práctica podemos seguir pasos sencillos y al alcance de todos, como los siguientes:
– Acerquémonos a las tecnologías para conocer sus ventajas y limitaciones dándole un uso adecuado.
– Preguntemos a los más jóvenes por términos o programas que desconocemos, permitiendo así un acercamiento intergeneracional.
– Limitemos o negociemos el uso de las tecnologías y sustituyámoslo por tiempo de calidad con ellos.
– Aumentemos las actividades en familia y al aire libre.
– Potenciemos e estimulemos otro tipo de intereses como el deporte, la lectura, la cocina etc. compartiendo estas actividades en familia
[1] Paul, Watzlawick, 2014.
[2] Revista del teléfono de la esperanza nº 275, octubre-diciembre 2019. pp. 34-39
[3] Kaplan y Miller, 1987.
[4] Deutsch and Gerard, 1995; Latané, 1981.
[5] Turner, 1991. Teoría de la autocategorización.
[6] Lea, Spears and Groot, 2001.
[7] Reid, et al. 1997
[8] Social Identity of Deindividuation Effects. Reicher, Spears and Podtsmes, 1995.