¿Quién educa a quien?

Esta semana, en una red social, me sorprendieron unas viñetas donde se representaba la jerarquía del adulto hacia el menor como un tipo de amenaza.  La escena estaba denominada como adultocentrismo[1]. Me pregunté ¿qué tipo de mensaje intenta reflejar realmente este post?

Cuando se dan mensajes tergiversados, se pueden llegar a conclusiones erróneas. Es decir, cuando no se da una información clara, las lecturas pueden ser muchas y muy diversas.  La autoridad del adulto sobre el menor, no puede ser presentada en todos los casos como una coacción. Primeramente porque el adultocentrismo no va de que los menores no bene tener límites, ni normas, ni de que  los adultos actúen en todos los casos con desafección (falta de afecto). A la hora de educar a un niño, los límites y normas proporciona una serie de beneficios, y carecer de ellos puede acarrear entre otras, las siguientes desventajas:

  • Que se sienta desorientado, confundido
  • Que se sienta desprotegido
  • Que genere baja tolerancia a la frustración
  • Que se vuelva caprichoso y no valore lo que tiene
  • Que no sea capaz de controlar sus emociones
  • Que se vuelva manipulador
  • Que no tenga capacidad de espera

Para empezar, el adultocentrismo es una categoría premoderna y moderna «que designa» en nuestra sociedad una relación asimétrica y tensional de poder entre los/as adultos/as y los/as niños/as y adolescentes. Este término es estudiado en sociología por autores como Duarte[2] (1994), quien lo denomina como un sistema de dominación según la edad, una posición en la estructura social. Esto a su vez, influye en la calidad de vida, ya que se asienta en las capacidades, tomas de decisión, control social, económico o político. Según esta definición, es en términos social político  donde se da esa relación asimétrica entre el adulto y el menor, con el fin de capacitarlo para el futuro.  

Antes de avanzar en el tema, haremos una pequeña aclaración. Los movimientos sociales pretenden visibilizar la lucha de aquellos colectivos que se sienten vulnerados, es por ello que  la sociología pretende integrar la juventud en esos estudios. Pretenden conocer el rol de los jóvenes en la estructura social, que situaciones experimenta, y las condiciones en las que se dan sus conductas.   Por tanto, el adultocentrismo  se estudia desde el aspecto sociocultural, es decir, estudia las transformaciones en el seno de la familia, la escuela, la política, el empleo, etc. Como sus autores dicen, esta matriz por sí misma no lo explica todo.  

La jerarquía (escala ordenada y subordinante) no tiene por qué  que vinculase con la vejación, ni  la disciplina tiene por qué conllevar sometimiento,  ni la asignación de límites tiene por qué verse relacionada con el maltrato. Hasta ahora, nunca estuvieron tan protegidos los derechos de los menores, pero nunca antes vimos tantos niños y jóvenes con problemas de conducta, disciplina,  adicciones a las tecnologías o  trastornos. 

Series como Hit,  y  programas como ¿Quien educa a quien?[3], están en la actualidad en nuestras cadenas y nos hablan de la sobreexposición que los jóvenes tiene con respecto a temas como la violencia, el sexo las adicciones, etc. Debaten que 8 de cada 10 profesores dicen haber visto violencia en las clases[4]. El  75% es ejercida por los alumnos y el 19% por los profesores. En cuanto a las relaciones paterno filiares, el 48% de los jóvenes dicen no tener reglas en casa. El joven busca agradar al grupo de iguales, y a veces no es consciente de su falta de pudor o de límites.  La edad media para acceder al porno es de 6 -8 años, y en esta sobreexposición de la que hablamos se aprovecha, en este caso, de la curiosidad de los menores.

El primer vínculo que se genera en el menor es el apego[5] (Bobwly, 1951), esta formación del vínculo confiable y seguro depende de un cuidador constante y atento que pueda comunicarse con el menor. Es un proceso que sirve como base a todas las relaciones afectivas en la vida y los estudios siguen mostrando que un vínculo seguro permitirá una mayor capacidad de resilencia frente a eventos estresantes y pérdidas.

Por tanto, en este proceso de cuidado y orientación el adulto debe proporcionar al menor todo el cuidado que  este requiere, pero no solo físico, sino también emocional. Mientas el niño madura  ha de ir asumiendo la responsabilidad de sus actos. Los límites en estos casos son considerados como medida de seguridad, amor y respeto.

En ningún caso se defiende el abuso, ni la idea del que el menor sea reprimido emocionalmente, en  su proceso de aprendizaje, desarrollo intelectual u otros procesos. Éste no es el debate. El debate está en que manipular el lenguaje y tergiversar  el mensaje, para crear  conflictos generacionales, además de generar polémica no reporta beneficios.

 De la misma manera, al hablar de adolescentes  es injusto pensar solo en defectos. Damos por hecho que son narcisista, que no manejan la ira, que sus reacciones tienden hacia el rechazo, etc.  y esto,  puede ser una percepción injusta. El informe de EU Kids[6] cita que del  83% de los jóvenes encuestados, el 79% se siente seguro y el 72% apoyado en el entorno familiar. La clave por tanto parece estar en la educación. El menor necesita orientación y buscará la fuente que le proporcione respuestas. Mucho mejor si esas respuestas las haya en el entorno seguro de la familia. 


[1] https://virtudesyletras.wordpress.com/2018/01/19/adultocentrismo-concepto-y-actualidad/

[2] https://scielo.conicyt.cl/pdf/udecada/v20n36/art05.pdf

[3] https://www.rtve.es/television/tve-internacional/programas-series/quien-educa-a-quien/

[4] https://anpe.es/notices/10504/EL-INFORME-DE-EL-DEFENSOR-DEL-PROFESOR-2019

[5] https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=S0370-41062014000300001&script=sci_arttext

[6] https://www.pantallasamigas.net/informe-eu-kids-online-actividades-mediacion-oportunidades-y-riesgos-online-de-los-menores/

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